Por Ernesto Fuertes

Acaba de salir a la luz pública la noticia del despido de 21 trabajadores de La Hacienda La Luisa, en Sarchí, provincia de Alajuela. Ellos se habían lanzado hace pocas semanas a una huelga por el pago de sus salarios y aguinaldos atrasados, y habían logrado una (supuesta) victoria a través del Ministerio de Trabajo y el compromiso del pago por parte del patrón. Efectivamente, los patrones fueron obligados a pagar lo adeudado, pero inmediatamente despidieron a los trabajadores huelguistas, incluidos 10 de ellos que están legalmente protegidos por el fuero sindical, debido a su intención de establecer formalmente un sindicato.

La lucha de La Hacienda La Luisa contó con el apoyo de casi todos los grupos de izquierda del país, desde el Frente Amplio (FA) y el sindicato magisterial de APSE, hasta el Partido de los Trabajadores (PT), entre otros. Solo a través de la unidad de acción habían logrado conseguir la victoria del pago de los salarios, pero ahora tenemos que enfrentar una derrota con el despido de los huelguistas. Esto demuestra la necesidad no solo de la unidad de acción entre los grupos de izquierda, sino la salida del gremialismo y del economicismo y la más amplia unidad entre todos los sectores populares. Demuestra que hay que salir de las consignas inmediatas y particulares de cada caso, y acuerparlas con consignas generales y que involucren a sectores fragmentados y separados entre sí, para que se unan en una gran oposición contra las políticas económicas de la burguesía y su Estado.

Unir las luchas en el campo

Al mismo tiempo que se desarrollaba ésta lucha, los campesinos de Chánguina, Puntarenas, en el sur de Costa Rica, luchaban también por el problema de la tierra: fueron expulsados de sus terrenos por la policía, y sus tierras fueron entregadas a empresarios. El caso de La Luisa y Chánguina debe ser unificado en una sola lucha. Son uno y el mismo problema: la oposición del Estado contra de los intereses y derechos más básicos de trabajadores y campesinos y de los sectores populares en general.

La única forma de vencer y lograr cumplir en la práctica (y no solo en las ideas) los intereses del pueblo, es uniéndolos no solo económicamente (sindicalmente o de manera clasista), sino políticamente (de manera general y en oposición a las políticas del gobierno). Es necesario construir entonces la más amplia movilización popular, que con su fuerza le tuerza el brazo y ponga de rodillas al Estado no solo frente al caso de La Luisa o de Chánguina, sino frente a las necesidades de todos los campesinos del país en general, y las necesidades de todo el pueblo.

Ola de despidos y ataques al nivel de vida

Los administradores del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) han anunciado el despido de más de 700 trabajadores de manera gradual, debido a los problemas financieros de la empresa pública de electricidad y telecomunicaciones, una consecuencia directa de la apertura de la competencia con el TLC. Mientras esto pasa, el Banco Central de Cosdta Rica compra dólares para mantener el colón devaluado en favor de los grandes exportadores y creando la devaluación e inflación (costo de la vida) reales que aquejan y desesperan los bolsillos de toda la población. Asimismo, La Asamblea Legislativa acaba de aprobar la contra-reforma procesal laboral, la reducción de multas a los evasores fiscales, la convocatoria del proyecto de plan fiscal que impone más impuestos a los consumidores y no a las utilidades empresariales, el establecimiento y subsecuente aumento del IVA como impuesto al consumidor, y el aumento de la renta a salarios que incluyen a trabajadores.

A luchar unidos

Todos estos hechos y casos, en conjunto con los casos particulares de La Luisa y Chánguina, hablan a gritos de como la totalidad del sistema político y económico del país está diametralmente opuesto a los intereses de los trabajadores: el Estado se encarga de exprimir los derechos y la necesidad del pueblo, y de agrandar las riquezas de los empresarios.

Por estas razones, desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) proponemos una reunión abierta y pública entre las organizaciones de izquierda y populares que así lo deseen, para organizar una coordinadora permanente que se dedique a la agitación y la propaganda sistemática acerca de todos estos temas entre toda la población. Lo que queremos es empezar una gran campaña de información acerca de lo que está pasando en todos estos puntos del país, entre campesinos y obreros industriales, entre PYMES a punto de quebrar o entre estudiantes, y unificar todas sus luchas alrededor de una sola instancia unificada. Todos los que quieran sumarse a la defensa de los intereses del pueblo son bienvenidos.

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