Por Marcial Rivera

*A Harvey Milk, y a todas las víctimas de la intolerancia, en Centroamérica y el mundo

Algunos antecedentes

2015 ha sido un año paradigmático en la lucha por los derechos de la población diversa sexual; es noviembre y resulta conveniente hacer un repaso sobre algunos de los mismos, para entender qué ha pasado y cuál debe ser nuestro posicionamiento en Centroamérica.

Numerosos tratados internacionales, y declaraciones en distintas entidades se han emitido al día de hoy; muy probablemente los principios de Yogyakarta en 2006, sean los más significativos, aunque lo establecido por la Unión Europea y la iniciativa Francesa en 2008, para la despenalización de la homosexualidad no dejan de ser menos importantes.

El 16 de junio de 2015, se legalizaron las uniones entre personas del mismo sexo en México; 10 días después, el 26 de junio de 2015, la Corte Suprema de Estados Unidos, aprobó el matrimonio igualitario. Debe destacarse el caso de otros Estados como Bélgica en 2003, España y Canadá en 2005, Sudáfrica (2006), Colombia (2007), Noruega (2009), Suecia (2009), Portugal (2010), Islandia (2010), Argentina (2010), Países Bajos en 2011, Dinamarca (2012), Uruguay (2013), Nueva Zelanda (2013), Francia (2013) y Brasil (2013) Chile (2015), Eslovenia (2015), que ya han emitido legislaciones en relación a uniones civiles, y uniones legales entre personas del mismo sexo; en algunos casos no se usa el término ‘matrimonio’, pero existe un reconocimiento por parte de los Estados.

De acuerdo a diversos estudios, el 10% de la población mundial es parte de la diversidad sexual. Este es un porcentaje fundamental en varios sentidos, de ahí que los distintos sectores de la sociedad, deben tomar un posicionamiento al respecto. Probablemente la principal reivindicación de los movimientos de la diversidad sexual, ha sido el matrimonio igualitario; no obstante en la actualidad hay un salto cualitativo importante hacia otras esferas de la vida, como la participación política.

Algunos temas en la agenda

Hasta hace algunos años las reivindicaciones por parte de la población diversa sexual estaban relacionadas a salud sexual y reproductiva, y también al matrimonio igualitario, pues se consideraba que era un eje de lucha parte aguas. No obstante, en la actualidad hay otros ejes transversales como seguridad social, adopciones igualitarias, legislación en materia de estigma y discriminación, acceso a medicamentos para población seropositiva, ley de identidad de género, penalización de crímenes por odio, participación política, salud y educación sin discriminación.

En Centroamérica

El movimiento por los derechos de la diversidad sexual, en la región es relativamente joven. Las primeras organizaciones pueden situarse a principios de los noventas. A pesar de esto las demandas han tenido algún eco en las autoridades. En Guatemala y Nicaragua funcionan oficinas que tutelan los derechos de la población diversa sexual, y en el primero, hay una política de derechos humanos en construcción; en El Salvador hay una dirección de la diversidad sexual, que desde el ejecutivo tiene algunas funciones designadas; en Costa Rica, las parejas del mismo sexo tienen acceso a seguridad social y algunas adopciones; en Honduras la situación es complicada, la Constitución incluso prohíbe los matrimonios entre personas del mismo sexo, aunque ha habido algunos avances, la equiparación de derechos es una utopía que cada vez tiene menos pasos, pero todavía los tiene.

La población LGTBI, no pide privilegios, pedirlos sería el equivalente a lo que hacen las religiones: estar exentas de tributar al erario público; la población diversa sexual, pide igualdad. En la actualidad la mayoría de países en África, países Árabes y en menor medida Rusia, tienen una enorme y significativa influencia de distintas corrientes religiosas, para la toma de decisiones en cuanto a derechos de la diversidad sexual; desde algunos que la consideran como ilegal, hasta otros que la castigan con pena de muerte. La celebración en occidente de las conquistas por los derechos civiles, no estará consumada hasta que cualquier ser humano pueda vivir libremente su condición sexual, y ejercer plenamente su ciudadanía en cualquier lugar del planeta, sin ser reprimido, oprimido, discriminado, ni ejecutado y sea libre del yugo explotador del capitalismo. Desde el Partido Socialista Centroamericano, saludamos y acompañamos esta lucha.