Por Juan Castel

“Por una política integral frente al problema mundial de las drogas en las Américas”, fue bajo este lema que dio inicio el pasado martes cuatro de junio, la XLIII Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la ciudad colonial de Antigua Guatemala, ubicada a cuarenta kilómetros al sudeste de la capital guatemalteca. Bajo fuertes medidas de seguridad policial y militar, se dieron cita treinta cuatro representantes diplomáticos de los treinta cinco países adscritos a la Organización de Estados Americanos –exceptuando a Cuba-.

A la asamblea también se hicieron presentes los presidentes Laura Chinchilla y Danilo Medina, de Costa Rica y República Dominicana, respectivamente. La llegada de los diplomáticos fue precedida por el arribo del secretario general de la OEA, José Miguel Inzulza, que entregó al gobernante de Guatemala, Otto Pérez Molina el informe encargado por el representante de Colombia, en la anterior cumbre de las Américas (VI) realizada en Cartagena de Indias.

Informe lleva por nombre “El Problema de las drogas en las Américas”, fue desarrollado por un grupo de expertos adjuntos a la organización, y tiene como motivación ser el eje del debate acerca de cómo debe ser abordado el creciente y desbordado tema de las drogas y el narcotráfico.

Antecedentes

Podremos recordar que este debate fue lanzado a la opinión internacional y promovido en marzo del 2012, por el recién nombrado presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina. Éste llamó a adoptar otras tácticas para combatir esta problemática, a lo que Estados Unidos contestó tajantemente “que no apoyaría una despenalización de los narcóticos ilegales”. A la postura de los USA se adhirió rápidamente una coalición de países (México, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia y Chile) liderados por el presidente del Salvador Mauricio Funes, quien mostró su descontento durante la visita de Obama a ese país.

Los pronunciamientos fueron diversos pero con un mismo hilo conductor; todos descartaban o reprobaban la idea. Y es así como la divergencia que comenzaría en la cumbre de las Américas, al seleccionar a Guatemala como sede de la XLIII asamblea general de la OEA mostraría las nuevas posiciones o la falta de ellas, acompañada de cero consensos que dejó la pasada asamblea celebrada del cuatro al seis de junio en Guatemala.

La llegada del emisario del imperialismo y su camarilla

La llegada de John Kerry se produjo el martes cuatro por la noche, acompañado de la secretaria adjunta para Latinoamérica Roberta Jacobson, del zar anti-drogas Gil Kerlikowske, del encargado de estado para asuntos antidrogas William Brownfield y de las ya conocidas medidas de seguridad de un diplomático imperialista, subordinando a la Secretaria de Asuntos Administrativos (SAAS) y al aparato de seguridad que la OEA le asignó, a las órdenes del servicio secreto en su estadía en Antigua.

El recién nombrado secretario de estado norteamericano sería el primero en regresar a una asamblea general de la OEA, desde que Hilary Clinton asistiera a la de Lima en 2010. Pero el veterano de la guerra de Vietnam y envejecido demócrata, no sería designado a esta misión por cosa menos importante que mantener la posición norteamericana firme –posición que se pintó de suave-, y de esa manera proseguir la presión a todos sus aliados fuertes en la OEA, donde Kerry, haciendo su mejor papel de emisario, habló durante su corta intervención en la asamblea de Antigua, como portavoz de Barack Obama.

No olvidemos que el pasado cuatro de mayo, se hizo presente en Centroamérica (Costa Rica) a la cumbre del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), el representante del imperialismo norteamericano, el presidente Obama, que se reunió con los presidentes centroamericanos para promover la integración económica y cooperación conjunta para combatir al narcotráfico por medio del Programa de Iniciativa Regional para la Seguridad en Centroamérica (CARSI).

A través de este aparato prometió financiar la lucha antinarcóticos con 165.5 de millones más, que se añaden a los 495 millones que ya se han aportado a esa lucha, para que Centroamérica siga combatiendo al narcotráfico –y así seguir poniendo los muertos-; (ESCA 12/05/13 No. 155). Es de esta manera cómo John Kerry solo viene a secundar y promover la táctica que EU viene defendiendo desde hace 40 años y que ha dejado ya en México, en Colombia y en Centroamérica una pila de cadáveres, que rara vez, son ciudadanos norteamericanos. A esta posición Kerry le agregó una pobre crítica a las políticas norteamericanas para bajar la demanda del mercado de consumidores más grande del planeta. Kerry dijo: “que es crítico de EU en este tema, sabemos que es necesario reducir la demanda” (EFE 05/06/13). Cosa que todos sabemos, si EU bajara el consumo, no habría demanda y por lo tanto la estela de muerte y crimen disminuiría.

Lo que no dijo Kerry

Lo que se le olvidó al emisario mencionar fue: Que el mercado de la droga tiene una dinámica simple que se ha venido desarrollando en todos los países aturdidos por el narcotráfico, en la que la droga y el dinero van hacia el norte y las armas y la violencia se dirigen hacia el sur. Es esto lo que causa la mayor violencia tanto en México como en Centroamérica, donde los índices de criminalidad llegan a sobrepasar a los de países envueltos en guerras civiles. No solo ser el mayor consumidor causa muertes en el sur, si no ser también el mayor productor y traficante de armas, “tanto legales como ilegales”.

Lo que no les pareció importante

La XLIII asamblea general de la OEA, giró alrededor del tema de las drogas, que no dejó en ninguno de los veinte artículos desarrollados en la “Declaración de Antigua”, más que promesas de seguimiento en la siguiente asamblea extraordinaria de la OEA (Guatemala 2014) y de la cumbre de las Américas (VII), que se llevara a cabo en Panamá.

Pero los temas que no recibieron tanta atención y que hasta cierto punto puede considerarse un avance, fueron la aprobación el miércoles cinco, en la segunda sección plenaria de la “Convención Interamericana contra el racismo, la discriminación racial y formas conexas de intolerancia” y la “Convención Interamericana contra toda forma de discriminación e intolerancia”, avalada por todos los cancilleres, solo dejando reservas por parte Guatemala y Chile. En torno a esto adujo Pérez Molina “que su país por ser conservador dejaría sentado en la asamblea general el rechazo a la legalización del aborto y del matrimonio entre homosexuales” (Siglo XXI 06/06/12); esto aseveró Pérez Molina, cuyo partido dice ser de la “derecha popular”; y chile respondió en sesión plenaria “que el país favorece su aprobación pero se encuentra en proceso de consultas internas, sobre los mismos” (Ibid).

Esto le podemos agregar la petición de Nicaragua de incluir a Cuba de nuevo a la organización, petición a la que se sumaron Venezuela, Ecuador, Argentina, Brasil y Uruguay. Esto demuestra la pérdida de terreno de EU, que mantuvo una clara oposición hasta la anterior cumbre de Cartagena -Cuba fue excluida de la OEA en 1962, cuando proclamo el carácter socialista de su Revolución-. A esto se le unieron varios ultimátum de algunos representantes, donde decían que de no contar con la presencia de cuba en la siguiente asamblea, esta organización perdería toda representatividad; el delegado argentino Héctor Timerman dijo, “afirmo que la cumbre de las Américas nunca va estar completa sin la presencia de la hermana República de Cuba” (Agencia AP 06/06/13). En 2009 se levantó el veto, pero cuba se negó a regresar a un organismo que considera un “cadáver insepulto” al servicio de los interés de EU.

Venezuela y Ecuador denuncian a la CIDH

El otro tema que hubiera pasado desapercibido, si no se hubiera denunciado por parte del representante de Venezuela, secundada por Ecuador, Bolivia y Nicaragua es el que concierne a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a la que ellos tacharon de imparcial y de manejar métodos subjetivos, para realizar sus informes, y que estos se prestan a discriminación, selectividad e interpretaciones individuales.

El Balance sobre la asamblea general

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) rechazamos la presencia de la OEA por ser el ministerio de colonias de los Estados Unidos, como bien dijo el Che Guevara. Esta siempre maratónica forma de hacer asambleas, buscando tocar temas, que superficialmente se firman y se endosan en el papel, pero que en la realidad y más allá de la práctica, los Estados no suplementan y reafirman en sus políticas nacionales, no beneficia en nada a los trabajadores. Denunciamos al imperialismo norteamericano por hacer acto de presencia, que buscaba presionar las posiciones de sus más acérrimos aliados en su cruzada contra el narcotráfico y de esa manera hacer imposible cualquier posible acuerdo con respecto a la problemática de las drogas, lucha que a América Latina ha costado miles de muertes de ciudadanos, que han tenido la mala suerte de vivir geográficamente a la sombra del mayor consumidor de drogas, productor de armas y exportador de muerte y violencia. Por eso llamamos a la independencia política de las naciones de América Latina, ya que bajo la bandera de la despenalización buscan inmiscuirnos en una nueva trampa política.